Tal vez fue el pánico (que, en definitiva, me habitaba) lo que hizo que más partes de mi fueran desapareciendo... y depronto perdí todo tipo de visibilidad.
Solo podría haber sido percibido por mi voz, pero ni un solo sonido se digno a salir de mi boca, invisible.
Recuerdo que yo mismo no sentía ninguna parte de mi cuerpo... solo podía sentir a mis pensamientos (cuyo contenido en ese momento no versaba sobre otra cosa que no fueran maldiciones).

Una caricia de mi ojo izquierdo sobre la inmaculada piel de Isabel y la ulterior sonrisa en su rostro me devolvió a mí mismo. Pude verme vistiendo de dentro a fuera, hasta ser absolutamente visible (incluso mi interior), bañado por el agua que todo lo aclara...
Ilustracion: "Incompleto" Acrílico sobre tela. 90 x 110 cm
1 comentario:
"Una caricia de mi ojo izquierdo sobre la inmaculada piel de Isabel y la ulterior sonrisa en su rostro me devolvió a mí mismo"
Sin duda alguna, no somos nada sin el otro que nos significa cuanto somos...
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