sábado, 14 de marzo de 2009

Inspiración

Una vibración de cuatrocientos cuarenta megahertz ingresa por mi oído derecho…
Es un grito… un grito desesperado, uno de esos que, con sorpresa, claman piedad…
como si se tratara de un ultraje, pero no… todo esta permitido
y el amor no se ausenta, no se escapa.
Tampoco el odio,
ni ninguno de sus hermanos.
Todos están allí, ingresando por mi oído derecho
Se vengan de mí,
reclaman el honor de su madre de madera y metal
son hijos… hijos negros, nacidos de la ciega sed
que no fueron derramados con el llanto blanco
esas lagrimas humanas: odio que nace del amor… ese amor imperio
que se vuelve en mi contra, tomando forma de sonido
ruido negro, odio blanco